viernes, 6 de mayo de 2016

¡GRACIAS POLLO BRITO!

… “Por algún tiempo ese fue el último concierto al que fui aquí en Venezuela. Pronto, prontísimo diría yo me sumo a la cifra creciente de emigrantes venezolanos, y me toca poner en pausa todas esas cosas que aún me faltan por vivir como fanática: Tomarme un café con él y otras seguidoras –aunque no tomo café- , verlo grabando alguna canción en un estudio, bailar aunque sea 10 segundos de una canción de Argenis Carruyo. Vivir un concierto en una plaza, visitarlo en la radio. Tantas cosas que como fanática he soñado durante el tiempo que lo he seguido. Han sido tanto los momentos lindos, y tanto bien le ha hecho a mi vida, que ver que también de eso voy a tener que desprenderme al emigrar no puedo evitar llorar una y otra vez.”…

Así  decía parte del último escrito que subí a este blog hace poco más de dos semanas…
La historia cambió un poco, el destino hizo de las suyas y las cosas no quedaron así.
En este último viaje a Caracas por tener papeleo pendiente, viví un día maravilloso. OJO cuando digo MARAVILLOSO es así, M A R A V I L L O S O.

Podría usar algún par de calificativos más: Único, irrepetible, inesperado, increíble, incomparable. Unan todas esas palabras, y aun así no lograría explicarles que viví ayer. Sí:  AYER 05/05 /2016 volví a ver al Pollo. Aunque por momentos no vi al Pollo, vi a Rafael. Es que se me quedó chiquito el diccionario que tengo en el CPU de la cabeza. No he logrado explicar cómo me sentía - y me siento- ante el regalo que me dio el Pollo.

Todo comenzó en un comentario de una foto en instagram, tras la opinión de mi queridísima Ana María Vivas - si no saben quien es vayan a su instagram @anavivasfit- decidí intentar ver al Pollo una vez más, y despedirme como Dios manda. Así que me puse en contacto con su productora en la radio quien amablemente nos ayudó para ir a la emisora a verlo.

Me levanté bien tempranito ayer, para hacer mis diligencias pendientes y a las 10:15am estaba llegando a la estación de metro Altamira para conseguirme con Ana y poder irnos a la emisora, justo cuando subíamos las escaleras para entrar a la radio, un guapetón con camisa verde loro –nombre del tono cortesía de mi amiga Lida- y un perfume que tenía todo el pasillo impregnado, estaba caminando hacia la puerta de la radio delante de nosotros, si era el Pollo. Cuando nos vio nos saludó. Me dio un abrazo que de entradita me dieron ganas de llorar y nos pidió que esperáramos un momentico en la recepción mientras el pasaba a la cabina.

Pasarían alrededor de 10 minutos y nos buscó la asistente de producción, entramos en la cabina y ahí si nos saludó como Dios manda. Una de las primeras cosas que hizo fue decirme: Mira muéstrame esa vaina pa’ ver – haciendo referencia al tatuaje jajaja- cuando se lo mostré me pasó varias veces la mano sobre el tatuaje y me dijo: ¡Estais loca, pero quedó arrechísimo!  - perdonen su francés jajajaja-

Estuvimos en la cabina durante todo el programa, como si eso fuera poco, como Kiara no estaba, el Pollo decidió hacer del programa un mini homenaje a Billo Frómeta con motivo de celebrarse el aniversario número 28 de su desaparición física, es decir cantó y toco 3 pedacitos de canciones y Ana y yo estábamos ahí sentadas al lado de él. Fueron casi dos horas hablando de todo, disfrutando de su risa, su espontaneidad, su cariño. Al principio del programa dijo unas palabras hermosas sobre mí, y sobre Ana y me tocó de nuevo aguantarme las ganas de llorar.  Primer Check en la lista de pendientes.

Les juro por mi amor a la música, que quisiera poder copiar y pegar cada segundo que estuve al lado del Pollo ayer en esta publicación, para que quien la lea entienda de lo que estoy hablando, porque estoy segura que ni en mil vidas podré usar las palabras adecuadas para explicar.

Al salir de la radio, bajamos y nos tomamos un café –Segundo check en la lista de los pendientes del párrafo con el que comencé-  nos quedamos hablando un rato allí sentados hasta que se hizo la hora de que el Pollo tuviera que irse porque tenía una reunión de trabajo. Pero no nos dejó ahí, si no que nos llevó en su carro hasta donde nosotras nos íbamos a quedar. Y nos invitó al estudio de grabación en la tarde.

¿LEYERON? AL ESTUDIO DE GRABACIÓN, Dios señor redentor, por la Virgen de todos los cantantes y fanáticos, al estudio de grabación, me acuerdo y vuelvo a llorar. No pueden ustedes imaginar cuantas veces imaginé yo poder pisar el estudio en el que nace la magia de cada disco del Pollo. Poder estar allí entendiendo de donde sale cada canción y ayer estuve ahí. Tercer check de la lista.

Eran casi las 6 de la tarde y Ana María y yo llegamos al estudio. Adrian, uno de los hijos del Pollo nos abrió y nos dijo hacia dónde ir. Cuando abrí la puerta ya el Pollo estaba ahí, y nos invitó a pasar con su sonrisa. Ana y yo pasamos y nos sentamos. En un abrir y cerrar de ojos estábamos escuchando las maquetas de las canciones del próximo disco del Pollo, una más hermosa que otra. Vimos como el guitarrista grababa guías que al final serán complemento del infaltable cuatro del Pollo.

En medio de todo eso entró Jean, el ingeniero de sonido estrella del Pollo. El ha sido el encargado de grabar el disco de c4trio, Tito Rodriguez, Pa’ Tío Simòn, y otras producciones en las que el Pollo forma parte como la maravillosa Venezuela de luz. Y va a ser él, el culpable de los próximos discos que se están cocinando en Audio Place. Cuando nos vio, nos saludó y lanzó una frase bastante perlita: Ellas dos vinieron a hacer control de calidad del Pollo, pero las tope, las más arriba. Si no les gusta creo que van a rebotar ese disco... ¡Qué molleja e’ bonito chicoo jajaja! Y  qué molleja de compromiso

Ha empezado a sonar una de las canciones que más me ha hecho llorar en la vida, pero no puedo decirles cuál es - por ahora jajajaja- pero a la segunda frase el Pollo que estaba sentado a mi lado me dijo: No llores, que te estoy viendo. Y yo como buena fan intenté obedecer. El repetía una y otra vez: Esto solo es una guía y yo solo pensaba: ¿Qué me importa? Si ya así estoy intentando no llorar, cuando estén listas van a ser más de lo que pueda imaginar.

 Si mi mente nublada por tantos flashback no me falla, escuchamos 5 canciones, de las cuales solo no me sabía una. Esa una fue la culpable de que se me salieran las lágrimas medio disimuladas.

Con cada canción intenté contener las ganas de llorar para cumplir mi promesa de que no lloraría frente al Pollo, porque con él todo es felicidad. El Pollo le decía al que estaba sentado frente a los equipos: Poneme tal canción pa’ que ellas la escuchen… y me miraba y yo: cerraba los ojos. Empezaba la canción y yo: Cerraba los ojos.  Terminaba la canción y el Pollo me miraba de nuevo, preguntándome: ¿Qué tal? Con la mirada y yo asentía, sonreía y: Cerraba los ojos. En medio de las canciones él solo hacía sonidos imitando instrumentos, cosa que particularmente me llamó mucho la atención.

Es increíble ver que las canciones grabadas solo con la voz, el coro y el cuatro como guía sean para él una idea concreta. Decía frases como: Aquí va una tumbadora así –imitando el sonido con la voz y con las manos-, y 10 segundos después decía: Aquí el bajo quiero que suene de tal forma… Tenía al alma arrugada, es una experiencia que no hay dinero en el mundo que pueda pagar. Saber que todo está en su mente. El si sabe cómo van a sonar cada una de las canciones que están por nacer.

Pero por más que lo intente no puedo explicar lo que una simple fan siente al estar ahí, tener al Pollo con la actitud de “Estoy entre panas” siendo más Rafael  que “El Pollo Brito” soltando una que otra insolencia, una que otra noticia  en grado de primicia, una que otra anécdota, una que otra experiencia y muchas sonrisas. El Pollo en el tiempo que estuvimos en el estudio sonrió más de lo que lo he visto sonreír en 5 años y vaya que lo he visto sonreír. Y eso como fanática no se paga con nada.

Hasta aquí todo estaba bien, perfecto. Me estaba comportando con la decencia que me caracteriza, ahora bien, al salir del estudio, y montarme de nuevo en el carro del Pollo para que nos dejara a en algún sitio donde tomar un taxi la melodía fue otra.

A él se le ocurrió la maravillosa idea de empezar a hablar y decir cosas como: Nadie ha escuchado eso todavía, así que cuando tú lo escuches ya en el disco listo, vas a acordarte como sonaba al principio. También dijo que él me había dicho que nos íbamos a ver antes de que yo me fuera del país y que me diera cuenta que sin planearlo mucho, hasta había estado con él en el estudio. Hasta que me soltó el: ¿Qué tal? ¿Te gustó Rosita? Ese fue mi punto de quiebre. Que se le responde al hombre que te cura la vida con su música ante esa pregunta cuando sientes que no puede  haber una bendición mayor en la vida. No pude decir más que un: ¡Sí!  Antes de guindarme a llorar todo lo que tenía acumulado del día. Desde ese momento hasta que me quedé dormida 3 horas después las lágrimas se me salían solas.

Por suerte el Pollo iba manejando y yo estaba en el asiento justo detrás de él, así que solo escuchaba mi sonido intentando respirar entre tanto llanto. Solo me repetía: ¡No llores Rosita, no tienes porque llorar! ¡No estés triste, que me pongo triste yo! Y cada vez que lo decía más ganas de llorar me daban. Me descuidé y terminamos estacionados en el sitio donde vive el Pollo, esperándolo mientras él buscaba algo. ¿Pueden imaginarse que podía pensar yo, estando en su carro, esperando que el regresara de su casa, con sus hijos  a mi lado? No hay palabras, por más que intente buscarlas. En esos momentos solo se pensaba ¡GRACIAS!

Y 24 horas después digo nuevamente con lágrimas en los ojos GRACIAS RAFAEL  por el cariño, por la confianza, por dejarme ser parte de tu carrera, de tus seguidoras. GRACIAS por abrirme la puerta de la radio, por dejarme entrar al estudio, a tu carro, a tu vida. A ti como el ser humano que está detrás del artista que el resto de la gente conoce.  GRACIAS por darme los mejores regalos sin saberlo, gracias por hablar tan lindo de mi, por cada canción que cantaste y mencionaste mi nombre. GRACIAS por decir más de una vez, que soy “como familia tuya”, por demostrarme que los sueños SI SE CUMPLEN.

 GRACIAS sobre todo por al final del día tomarte la molestia de bajarte del carro solo para abrazarme y decirme que todo va a estar bien. -lamento haber roto la promesa de no llorar frente a ti, pero de felicidad también se llora-

¡GRACIAS SIEMPRE ÍDOLO! No me van a alcanzar esta y las próximas 7 vidas para explicarte cuando agradecimiento y amor hay dentro de mí para ti y todo lo que tiene que ver contigo.

Te quiero con todo el corazón, y me quedo corta.