-I-
Por
alguna razón he intentado empezar a escribir este post no menos de 4 veces.
Creo que no tengo como colocar en palabras lo que viví con el Pollo en los
últimos meses de 2015.
La
segunda mitad del 2015 fue realmente inolvidable. Y sé que repito después de
cada concierto que ese es el mejor al que he ido pero el Pollo siempre está
reinventándose. Si hay varias fechas de un mismo concierto, nunca un día será
igual que el otro y eso es algo que una fanática agradece.
Luego
del emotivo concierto con la serenata a la Chinita, mi siguiente concierto fue
uno de mi top 5. Totalmente distinto, en el área VIP de un restaurante en
Caracas, Sótano Grill un concierto íntimo, cantando las canciones de Manzanero.
Seré sincera, en este país la situación económica está cada vez más difícil y
mi caso no es la excepción.
Me
puse en contacto con el encargado del evento, un Caraqueño súper amable, todo
un caballero así que si van al Sótano Grill pregunten por RUI FARÍA, y le envían
saludos de mi parte. Contra todo
pronóstico viajé de Maracaibo a Caracas solo para ese concierto. Era como un
auto regalo de cumpleaños. Eran tan pocas personas, tanto talento del Pollo y
los músicos y tan buen repertorio que debo decir que lo disfruté a más no
poder.
Al
finalizar el concierto, habían habilitado un salón pequeño del otro lado del
restaurant como una suerte de camerino post show, y con la señal de Dani,
caminé hasta donde estaban. Poco puedo explicar de cómo me sentí ahí, desde los
músicos hasta el Pollo y Ana María me estaban haciendo sentir como una más del
grupo. Hubo chistes a más no poder, un poco de poesía líquida y algunos
tequeños como modo de celebración por tan buen show.
Salí
de ese local pasadas las 2 de la mañana con la plena convicción de que sin
dudas Dios me quiere mucho, porque me ha regalado momentos maravillosos y
especiales con ellos.
-II-
Aquí
aprovecharé de unir varios encuentros porque es un solo proyecto.
Para
nadie es un secreto que el Pollo es un cultor de la música -la buena música-
sobre todo de lo hecho en casa, ha dejado a un lado el hecho de promocionar canciones inéditas
para mantener vivo y resaltar el trabajo hecho por otros cantantes y músicos
Venezolanos.
En
el 2015 se unió a la cadena ferretera EPA, quienes desde hace un buen tiempo
vienen desarrollando el valor de la familia por medio de la música de Simón
Díaz. Rafael grabó un disco que lleva por nombre “Pa’ Tío Simón” que cuenta con
14 temas que van desde la contradanza, pasando por ritmos como parranda,
pasaje, Sangueo de San Millán, Salsa, hasta Calipso. Para el momento de la
publicación de este post, ya pasó las cuarenta mil copias vendidas a lo largo de
4 meses alcanzando así disco cuádruple de platino -aplaaaausoss pues-

En
las tres firmas de autógrafos disfruté mucho el hecho de ver a cientos de
personas que como yo, admiran el trabajo que el Pollo ha venido haciendo. Desde
niños con crestas hasta abuelitas -demasiado cuchis- sonreían al tenerlo de frente y poder abrazarlo
y tomarse una foto con él. Rafael se encargó en cada ciudad -lo digo con
propiedad porque tuve una encargada en cada sede- cantó, contó chistes y
compartió con sus seguidores.

De
las tres firmas, me llevé un autógrafo distinto, el mío y el de otras personas,
y recibí los tres abrazos con mis tres fotos, pero muy por encima de eso me
quedaron los tres recuerdos de ver a tanta gente buena compartiendo el amor por
la música y por el Pollo.
-III-
Verán,
he dejado para lo último lo mejor de mi 2015, mucho más allá de ser solo lo
mejor del año pasado, es lo mejor en el tiempo que tengo compartiendo con el
Pollo, es algo que como seguidora no tiene, ni tendrá precio. Si me siguen por
las redes sociales sabrán lo expresiva que soy, siempre digo a quienes quiero,
que los quiero, y cuan agradecida estoy por tener a gente buena a mí alrededor
obvio el Pollo y su familia no podría ser la excepción. Pero aunque no me crean
en persona me cuesta muchísimo decírselo.
Cuando
lo veo puedo hablarle de muchas cosas: puedo pedir notas de voz para otras
personas, puedo hablar sobre el concierto, sobre Micaela, cualquier cosa menos
de agradecimiento y quizás él ya lo notó. Simplemente pienso que eso responde al
hecho de que si le agradeciera en persona como en las redes sociales, lloraría
de la emoción -yo también soy más llorona que una bolsa de hielo, como dice el-
Pero, si alguna vez lees esto tengo algo
que decirte Pollito: NO TENDRÉ VIDA SUFICIENTE PARA TANTO AGRADECIMIENTO QUE
TENGO EN EL PECHO, ni en esta vida ni en las próximas siete me alcanzarían para
hacerte entender cuan feliz me hace saber que tengo al mejor ídolo del mundo.
Y no solo agradezco lo que has hecho por mi,
cada abrazo, cada mención, cada entrada o detalle, agradezco también las
sonrisas que les regalas a todas aquellas personas que he conocido por
compartir tu música, cada abrazo, cada detalle con el resto de las muchachas
que te siguen como yo o hasta más y que me cuentan cuan felices son cuando te
ven. Por ellas también agradezco.

La
particularidad de estos conciertos es que el 14 de noviembre, era el cumpleaños
del Pollo, y como yo tenía un viaje planificado me puse de acuerdo con Ana
María Vivas para llevarle al Pollo una torta por su cumpleaños. Nuestra
sorpresa fue que usaran esa torta para cantarle cumpleaños sorpresa en pleno
concierto. Fue un momento lindo, los músicos tocaban el cumpleaños, mientras el
Pollo estaba acompañado por 4 de sus hijos, para soplar la vela -que en
realidad sopló Micaela-
Después
del concierto, bajé a los camerinos y el Pollo se sorprendió un poco al verme
porque no sabía que yo iba, luego de saludarlo y felicitarlo, me conseguí con
Dani, los hijos del Pollo, y Ana María, con quien me quedé hablando sobre los Latin
Grammys que estaban cerquita -hasta me dio la primicia de su vestido jeje-.
Mucho menos sabía el Pollo que la torta era un regalo nuestro y cuando se dio cuenta
hasta nos dio un medio regañito por no haberle dicho para el agradecernos en el
concierto, pero en realidad no necesitábamos eso, ya Ana Vivas y yo nos
sentíamos felices por saber que le había gustado el detalle.

Así
fue, momentos después estábamos montadas en el mismo ascensor que el Pollo, sus
hijos, su mama, y su esposa, camino al estacionamiento porque íbamos a cenar
con todos ellos por la celebración del cumpleaños del Pollo. Ahora que vuelvo a
revivir la noche para escribirla, vuelvo a sentir un nudo en la garganta y las
mismas ganas de llorar.
Llegamos
al restaurant -el sótano grill- y nos recibió Rui ¿se acuerdan que acabo de
hablarle de el, arriba? Bueno, me saludó y hasta se acordó que me dicen la
novia del pollo. En el transcurso de 20 minutos, había pasado de estar en el centro
cultural BOD a estar sentada en la misma mesa que los afectos más cercanos del
Pollo, aun no me lo creo.
La
noche fue perfecta, brindamos, compartimos, y cantamos cumpleaños. Estuve
callada la mayor parte del tiempo -aunque no me crean- quería decir lo menos
posible para captar lo más mínimo. Simplemente quería poder recordar cada
momento de ese rato, no cualquiera puede decir que vivió algo tan especial con
su ídolo, por eso también me siento sumamente agradecida.
De
a ratos el pollo me miraba y me preguntaba si todo estaba bien -creo que le
sorprendía que yo no estuviese como una cotorra echando cuentos jajajaja-. Tuve
la oportunidad de ver al Pollo arrullando a Micaela mientras dormía, y al mismo
tiempo contaba anécdotas de la época en la que su hija mayor Giselle tenía la
edad de Mica y como ha cambiado su vida en este tiempo. Estaba simplemente
fascinada, solo podía sonreir y prestar atención -uno no sabe si es la única vez
que va a vivir eso-

Yo
solo pude taparme la cara para no llorar frente a el -mientras escuchaba de
fondo a la Simón decir “ayy va a llorar”- Creo que no tengo palabras para
explicar que sentí en ese momento. Solo pasaban por mi mente un pocotón de
voces de personas que me habían dicho que estaba perdiendo el tiempo apoyando
al Pollo, que el ni sabía quién era yo, que si me gustaba malgastar el tiempo,
que yo no era sino una fan más -cosa que nunca negaría-. Mientras al mismo
tiempo pensaba que se había pasado de hermoso, que no era el collar lo que me
importaba, sino el gesto de desprenderse de algo suyo para que se quedara conmigo.
Y
es que seamos sinceros, cuando uno es fanática de algún artista no espera más allá de una sonrisa a cambio, el esfuerzo que haces en realidad lo sientes mínimo luego de un abrazo, y lo que menos te imaginas es que va a tener la posibilidad de compartir un cumpleaños, mucho
menos cuando está con su familia, y muchísimo menos que va a tener un detalle
de ese tipo. Pero sucedió, así que no puedo sino seguir agradeciendo cada vez
que tenga la oportunidad, y decir: ¡Gracias 2015! Esperando que el 2016 venga
cargado de momentos tan lindos e inolvidables para mí, y muchas personas más
que sigan al Pollo.
Espero
pronto poder escribir sobre mis encuentros con el Pollo en el 2016, ahora es
que viene lo mejor así que pendientes.